La tarjeta postal fue en su tiempo una revolución en el sistema de comunicación, de transmisión de mensajes por precios económicos, y con el texto a la vista firmado, por la fuerza de la ley, por quien era el remitente y responsable. Fue una innovación en el ámbito de la impresión, de la promoción turística y, mismo, de la comunicación, con un impacto económico, cultural y de divulgación de paisajes, lugares y monumentos de grandes magnitudes. Probablemente, la importancia de la postal fue de las mismas dimensiones de las redes sociales hoy en día.
La primera tarjeta postal que circuló por España es de 1873. Aparece como un medio de comunicación para el comercio, procurando abaratar los costes del correo postal en sobre. Muy rápidamente se extiende por Europa y funciona como medio para el intercambio de mensajes breves, para transmitir saludos e, incluso, para acercar textos cifrados en periodos de conflictividad y de guerra.