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La peregrinación como fenómeno universal

El Museo de las Peregrinaciones y de Santiago (MDPS) tiene entre sus ejes temáticos el estudio de la peregrinación como fenómeno universal. Por un momento, nos alejamos de los Caminos a Santiago y en este primer espacio tenemos ante nosotros objetos que nos transportan a realidades culturales bien distintas de la perspectiva occidental, pero que en el fondo nos están hablando del mismo proceso espiritual: la peregrinación.

Peregrino, camino y santuario son elementos imprescindibles en la peregrinación. Esta manifestación se distingue de cualquier otro viaje porque determina una relación especial entre lo terrenal y lo sagrado; entre el individuo y la colectividad y supone la transformación del peregrino a lo largo del recorrido.

La peregrinación cristiana

Los lugares relacionados con la vida de Cristo, sus discípulos y los primeros mártires pronto se convirtieron en centros de devoción y meta de peregrinación, a imitación de lo que hacían los judíos. La libertad de culto y la imposición del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano a lo largo del siglo IV favorecieron la expansión y multiplicación de estos lugares. Las tumbas de apóstoles y mártires, o sus reliquias, darán lugar a importantes centros de peregrinación en la Edad Media.

Un ejemplo de esto sería la leyenda vinculada a santa Catalina de Alejandría plasmada en el altorrelieve expuesto en el Museo. Se trata de una escena que alude al hecho recogido en la Leyenda Dorada, y en otros antiguos relatos, que hablan de la traslación por los ángeles del cuerpo de santa Catalina hasta el monte Sinaí, donde sería encontrado hacia el año 800 en una cueva de la propia montaña, que se convierte, desde ese momento, en una importante parada en la peregrinación a Jerusalén.

El origen: la peregrinación judía

Los judíos peregrinaban a Jerusalén en las principales fiestas: Pascua (Pésaj), Semanas (Shavout) y Tabernáculos (Sacut). La destrucción del templo (70 d. C.) marca un cambio en la peregrinación que recupera la nostalgia por el pasado y alienta la esperanza hacia lo que está por venir. El deber de peregrinar del judaísmo será una práctica recomendable para los cristianos.

El cristianismo hunde sus raíces en el judaísmo. El sacrificio, la renuncia, la mortificación o la penitencia formarán parte de la idea judeocristiana de la peregrinación en contraposición con ciertas visiones más festivas que se documentan en otras culturas. El viaje de los Reyes Magos, la Huida a Egipto, el Camino de Emaús o la dispersión de los apóstoles, se consideran como peregrinaciones simbólicas que marcan el comienzo de la era cristiana. Algunos de estos pasajes se pueden encontrar representados en este espacio expositivo.

La huida a Egipto es considerada la primera peregrinación del mundo cristiano. Este episodio lo podemos ver narrado en varios soportes en el Museo. El primero de ellos, en la pintura barroca de Francisco Antolínez y Sarabia, en la que, sobre un fondo paisajístico se representa en un primer plano la Sagrada Familia en el momento de su huida. Otro soporte bien distinto, pero con la misma temática, será la escultura de plata hispanoamericana en la que se representa la Sagrada Familia en el momento de la marcha.

El Camino de Emaús alude al viaje que realizó Jesús después de su resurrección desde Jerusalén a Emaús. Curiosamente, en la pintura expuesta en esta sala del Museo, Jesús, como caminante, porta indumentaria de peregrino luciendo las insignias más representativas de estos.

Las tres grandes peregrinaciones cristianas

Las tres grandes peregrinaciones cristianas: Jerusalén, Roma y Santiago, están representadas en diversas obras que podemos disfrutar en esta área del Museo. Jerusalén es un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas. Para los cristianos es el centro de un amplio territorio (Tierra Santa) con muchos lugares de interés relacionados con su fundador y el origen del cristianismo. A partir del siglo IV son muchos los «palmeros» que peregrinan a estos lugares.

Roma, con las tumbas de Pedro y Pablo, será pronto un gran reclamo para los peregrinos. «La vista de Roma» de Giuseppe Vasi, representa la vista general de la ciudad de Roma desde la colina Gianicolo en el siglo XVIII. A lo largo de la parte inferior, una banda de color castaño recoge numerados los 390 lugares interesantes que aparecen en la vista.

Santiago de Compostela será centro de peregrinación tras el descubrimiento del cuerpo de Santiago el Mayor en el siglo IX. Las grandes dificultades imperantes según avanza la Edad Media para peregrinar a Tierra Santa derivadas de la expansión del islam tiene como consecuencia que Roma y Santiago se conviertan en los principales lugares de peregrinación cristiana, hasta el punto que los emblemas de ambas, la concha y las llaves de san Pedro, se usen en muchas ocasiones conjuntamente. Buen ejemplo de esta dualidad es el cuadro expuesto denominado «Joven peregrino», de autoría anónima, aunque se vincula con talleres italianos. Destaca la representación en su atuendo de los emblemas de la peregrinación a Santiago y a Roma conjuntamente.